Por Aura Morel
La ocurrencia de la gente nunca se detiene y menos cuando de vender productos en la calle se trata.
En esta oportunidad, haciendo unos de mis recorridos en la calle, me encontraba caminando por el parque Duarte de mi ciudad Santiago y escucho a un vendedor ambulante anunciando la venta de huevos que crecen con el agua. Me detuve a fisgonear con la curiosidad que ya me embargó aquel comerciante.Le pregunté como funcionaba el asunto y me dice que simplemente le echas agua y el huevo como por arte de magia crece y listo. Fui cautiva de una leve risa y al mismo tiempo asombro porque la inventiva de la gente para vender y atrapar potenciales compradores fugaces que pasean por ese parte es inmensa.
Ya saciada mi incertidumbre seguí mi camino y de paso le tomé fotos como buena periodista que soy para compartir las ingeniosidades del dominicano.
La ocurrencia de la gente nunca se detiene y menos cuando de vender productos en la calle se trata.
En esta oportunidad, haciendo unos de mis recorridos en la calle, me encontraba caminando por el parque Duarte de mi ciudad Santiago y escucho a un vendedor ambulante anunciando la venta de huevos que crecen con el agua. Me detuve a fisgonear con la curiosidad que ya me embargó aquel comerciante.Le pregunté como funcionaba el asunto y me dice que simplemente le echas agua y el huevo como por arte de magia crece y listo. Fui cautiva de una leve risa y al mismo tiempo asombro porque la inventiva de la gente para vender y atrapar potenciales compradores fugaces que pasean por ese parte es inmensa.
Ya saciada mi incertidumbre seguí mi camino y de paso le tomé fotos como buena periodista que soy para compartir las ingeniosidades del dominicano.
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